Ubicado en el centro de la ciudad, este proyecto fue ejecutado en tres meses, con un diseño que fusiona estética y funcionalidad. Se diseñó una barra rectangular de líneas limpias, iluminada con luces dimeables, y se transformó un espacio de túnel con paredes de pladur que juegan con la intensidad de la luz.
El mobiliario fue seleccionado para equilibrar confort y diseño, con sillas modernas y mesas elegantes. El color «peach fuzz» dominó el espacio, aportando frescura, mientras que detalles como el alicatado y los techos microperforados mejoraron tanto la estética como la acústica.
La zona posterior se convirtió en un área de confort con una bancada de 4 metros, mesas más pequeñas y sillas vintage en tonos dorados. La iluminación cálida y las formas orgánicas en las paredes añadieron dinamismo al espacio. Los aseos, con un ambiente oscuro y envolvente, crearon un contraste impactante.